Radares en CubaCamagüey, 11 jul.-  Cuba trabaja en la modernización de su red de ocho radares para incorporarles paulatinamente la tecnología doppler, que permite mayor precisión para determinar la fuerza y velocidad de los vientos durante un huracán, además de otras variables relacionadas con esos fenómenos.

El sistema hasta ahora se encuentra solo disponible en el radar de la provincia de Camagüey, desde 2012, donde además radica el centro que opera la red nacional de ese equipamiento y donde laboran los especialistas que desarrollan su actualización, en estos momentos enfrascados en el de Casablanca, en La Habana.

Orlando Rodríguez González, jefe del Centro Nacional de Radares, explicó a la ACN que ya se cuenta con receptores doppler y con el software de procesamiento de datos en todos los radares del país, mientras que existen diferentes condiciones técnicas en cada uno de ellos para asumir la tecnología.

El también especialista del Centro Meteorológico Provincial de Camagüey señaló que un gran avance para la modernización del equipamiento ha sido la automatización, ya desde hace varios años, de toda la red, con observaciones sincronizadas y decodificadas en un formato único, y accesibles desde cualquier punto de la red meteorológica nacional.

Además de una mayor precisión para determinar la fuerza y velocidad de los vientos durante un huracán, la tecnología doppler permite predecir inundaciones costeras, detectar la ocurrencia de tornados dentro de los ciclones e identificar la posición de las bandas de lluvias intensas.

Según precisó Rodríguez González, la renovación tecnológica de los radares cubanos hacia el doppler, desde el primer prototipo en Camagüey, se ha realizado con soluciones generadas desde el Grupo de Desarrollo del centro ubicado en esa provincia, reduciendo cuantiosamente los gastos.

Un sistema de ese tipo, de comprarse completo en el mercado internacional, costaría alrededor de tres millones de dólares, pero el especialista aseguró que la adquisición de piezas de modo independiente y el posterior montaje en el país, reduce los costos a menos de cien mil dólares.

Las soluciones generadas a nivel nacional también se ajustan a las variables climáticas específicas del archipiélago caribeño, a condiciones de explotación de los radares, y a la demanda energética de la nación, que con sus ocho aparatos se encuentra en la sexta posición mundial en cuanto a densidad de radares por superficie.