El libro presentado el 26 de septiembre en el Edificio de Arte Cubano del referido Museo forma parte de un compendio, que en dos volúmenes, logra ir de lo más reciente a lo más contemporáneo, en materia de artes visuales en Cuba, dijo a la Agencia Cubana de Noticias, Meira Marrero, curadora de arte.
Informó que, tanto el tomo II como el I, presentados en septiembre de 2024 y del actual año, constituyó un reto para el equipo de este proyecto, porque exhibe un aventurado compendio de creadores y obras procedentes de los tesauros de los coleccionistas españoles José Julián Viñas Picazo y Bernardo Quetglas, quienes sacaron a la luz una primera entrega de varias en proyecto.
Ocres y naranjas, explicó, fueron los colores iniciáticos de este gran empeño, y rinden honores a la preponderancia del marrón en los productos de su patrocinador Havana Club International S.A..
Para el segundo catálogo, acotó Marrero, la selección de la obra en portada destaca la alada levedad en los azules del maestro Ernesto García Peña, que evocan el agua y el aire; para completar la alusión a los cuatro elementos de la naturaleza o estados de la materia, e incluye en el diseño de las sutiles portadillas un tributo al generoso apoyo de Havana Club, en el azul de su icónica Selección de Maestros.
Añadió, asimismo, que desde Valencia, Selvi Ediciones asumió los dos volúmenes, rigurosos, elegantes y refinados, que agrupan un amplio abanico temático y conceptual, tan ecléctico como la propia cultura cubana, y al nivel de los altos estándares a escala global.
Ricos, diversos y potentes no solo en cantidad y calidad de obras y autores, sino además en la variedad de textos críticos sobre el quehacer de los autores incluidos, ya están haciendo historia en dos ediciones que han sido de excelencia gracias al compromiso y sensibilidad de un poderoso y cohesionado equipo, que ratifica su alta competencia profesional, sentido de pertenencia y entusiasmo tras el éxito del primer volumen, comentó.
Mencionó que, la dirección editorial estuvo a cargo de Quetglas y Picazo; el diseño y la composición llevan nuevamente la eficacia y el talento de Gretel Ruiz-Calderón González; en tanto las editoras en español, Silvana Garriga, Premio Nacional de Edición 2010, y la curadora editorial Iris Gorostola, han aportado una mirada profunda, balanceada, rigurosa y poética, felizmente interpretada por Mario Jorge Toirac, responsable de la traducción y edición en inglés.
Las imágenes de las obras fueron provistas en buena parte por los propios artistas, y los fotógrafos David Bonnet y Antonio Castillo capturaron la fuerza visual de algunas piezas, agregó.
También, detalló, la segunda entrega celebra la presencia femenina, tanto en el equipo editorial —mayoritariamente integrado por mujeres— como en la nómina artística, con lo cual amplía esta vez el espectro de voces y miradas que conforman el panorama pictórico cubano contemporáneo, apuntó la curadora.
Se inicia con un ensayo introductorio que tuvo el honor de escribir y comienza con una brevísima relatoría de la evolución de la pintura en Cuba, aglutinando la obra de 18 creadores y creadoras, bajo el precepto de documentar y preservar un registro permanente de artistas y producciones procedentes de las colecciones antes citadas.
Vale señalar, aseguró, que un criterio de selección siempre transita por el juicio del gusto, que en un punto específico resalta como valor o significado contenedor de apreciación personal ─no solo de valor mercantil, que también va implícito─ y, no menos importante, de sentido humano.
Entre los artistas que intervienen en esta segunda edición se encuentran: Zaida del Rio, Nelson Villalobos, Adrián Socorro, Esterio Segura, Leo de la O, y Arturo Montoto, entre otros.
Lisandra Isabel García, artista femenina más joven de esta segunda selección, confesó que desde que conoció el proyecto y vió el primer volumen, supo que debía participar en una próxima edición, y hoy se siente orgullosa de estar entre tantos maestros del arte cubano incluyendo su padre Eduardo Rubén García.
Marrero expresó, además, que este segundo tomo tiene —igual que el anterior y los que están por venir—, varias funciones relevantes como parte de un «archipiélago»: preservar un segmento pródigo y versátil de la historia del arte cubano reciente, y convertirse en herramienta educativa, material de consulta y referencia para generaciones actuales y futuras, al contextualizar obras, técnicas y artistas.
Son y serán herramienta cultural y formativa que conecta a personas de cualquier punto geográfico con el arte cubano de hoy, y en el disfrute y análisis de colecciones no siempre físicamente accesibles a los lectores, concluyó.