Tarea Vida

Cuba, por ser un pequeño Estado insular, es especialmente vulnerable a sus efectos. Por eso, la adaptación es el eje central de la Tarea Vida. Aunque la mitigación (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) es importante, el enfoque está en preparar al país para los impactos que ya son inevitables.

Jessica Fernández Casañas, jefa del Departamento de Cambio Climático del Citma, explica en detalle cómo el país implementa su estrategia principal la Tarea Vida.

Esa política ha enfocado sus esfuerzos en la adaptación, respondiendo a evidencias científicamente probadas como el ascenso del nivel del mar y el incremento de temperaturas, que ya bate récords históricos.

La nación enfoca sus esfuerzos en la adaptación, dada la urgencia de proteger su territorio y población.

Fernández Casañas dijo que “hemos avanzado en la comprensión del alcance de la Tarea Vida, una política que integra a todos los organismos y territorios. Pero hay áreas que requieren mejora, como la comunicación local sobre cómo lidiar con estos fenómenos”.

Las zonas costeras, donde se concentran asentamientos humanos y actividades económicas claves como el turismo y la pesca, fueron las primeras priorizadas. Asimismo, proyectos como Mi Costa y Manglar Vivo han demostrado éxito en la rehabilitación de ecosistemas.

“La reforestación de manglares redujo las penetraciones del mar durante eventos extremos y mejoró la calidad del agua”, destacó la especialista del Citma.

Aunque la adaptación domina la agenda, Cuba avanza en la mitigación. La transición energética es un pilar. Sin embargo, persisten retos. “El acceso a financiamiento y tecnología es limitado por el bloqueo económico", admitió Jessica Fernández.

Por su parte, iniciativas como BASAL (Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local) han transformado prácticas agrícolas en Mayabeque y Artemisa.

“Los campesinos comprobaron que métodos sostenibles aumentan la producción y protegen el suelo”, señala un reporte del Ministerio de Agricultura . Estos casos ilustran cómo la Tarea Vida integra a las comunidades, aunque “al inicio costó convencerlos”, reconoció la especialista.

En este escenario, la Tarea Vida ha logrado avances tangibles: manglares que frenan el mar, agricultores que adoptan prácticas sostenibles y comunidades más resilientes. Pero el camino sigue siendo cuesta arriba. El bloqueo económico, la escasez de financiamiento y la necesidad de tecnologías limpias plantean desafíos que requieren no solo voluntad política, sino también cooperación internacional.

En un mundo donde las crisis ambientales no entienden de fronteras, Cuba demuestra que, incluso con recursos limitados, es posible construir estrategias de adaptación que protejan a su gente.

El mensaje es claro: el cambio climático no es una amenaza futura, sino un reto del presente. Y mientras la isla sigue ajustando su rumbo, su experiencia podría servir de lección para otros pequeños Estados insulares. La supervivencia no es solo un plan, es una tarea diaria.